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miércoles, 8 de febrero de 2017

“Oh Dios, crea en mí un corazón puro.” (Sal 50,12)




Libro de Génesis 2,4b-9.15-17.

Este fue el origen del cielo y de la tierra cuando fueron creados. Cuando el Señor Dios hizo la tierra y el cielo,
aún no había ningún arbusto del campo sobre la tierra ni había brotado ninguna hierba, porque el Señor Dios no había hecho llover sobre la tierra. Tampoco había ningún hombre para cultivar el suelo,
pero un manantial surgía de la tierra y regaba toda la superficie del suelo.
Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y puso allí al hombre que había formado.
Y el Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, que eran atrayentes para la vista y apetitosos para comer; hizo brotar el árbol del conocimiento del bien y del mal.
El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivara y lo cuidara.
Y le dio esta orden: "Puedes comer de todos los árboles que hay en el jardín,
exceptuando únicamente el árbol del conocimiento del bien y del mal. De él no deberás comer, porque el día que lo hagas quedarás sujeto a la muerte".

Salmo 104(103),1-2a.27-28.29bc-30.


Bendice al Señor, alma mía: 
¡Señor, Dios mío, qué grande eres! 
Estás vestido de esplendor y majestad
y te envuelves con un manto de luz.

Todos esperan de ti
que les des la comida a su tiempo:
se la das, y ellos la recogen;
abres tu mano, y quedan saciados.

Si les quitas el aliento,
expiran y vuelven al polvo.
Si envías tu aliento, son creados,
y renuevas la superficie de la tierra.



Evangelio según San Marcos 7,14-23.

Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanlo bien.
Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre.
¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!".
Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido de esa parábola.
El les dijo: "¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo,
porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados?". Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos.
Luego agregó: "Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro.
Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios,
los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino.
Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. 



Leer el comentario del Evangelio por : 

Isaac el Sirio (siglo VII), monje cercano a Mossoul 
Discursos espirituales, primera serie, 21 

“Oh Dios, crea en mí un corazón puro.” (Sal 50,12)

Está escrito que sólo la ayuda de Dios salva. Cuando un hombre se da cuenta que ya no hay salvación, se pone a orar. Y cuanto más ora, tanto más su corazón se humilla, ya que no se puede orar y pedir sino es con humildad. “Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias.” (Sal 50,19) Mientras no adquiera un corazón humilde, el hombre está expuesto a la dispersión. La humildad recoge su corazón.

A un hombre humilde le envuelve la compasión y su corazón percibe la ayuda de Dios. Descubre una fuerza que se levanta en su interior, la fuerza de la confianza. Cuando el hombre experimenta así el auxilio de Dios, cuando le siente cercano y le ayuda, su corazón se llena de fe y comprende entonces que la oración es el refugio y el auxilio, fuente de salvación, tesoro de confianza, puerto seguro, luz de aquellos que viven en las tinieblas, sostén de los débiles, amparo en tiempos de prueba, ayuda en la enfermedad, escudo que libera del peligro en los combates, flecha disparada contra el enemigo. En una palabra, una multitud de bienes le viene al hombre por la oración. Su delicia será la oración. Su corazón queda iluminado por la confianza.

martes, 7 de febrero de 2017

Sean fecundos, multiplíquense

Sean fecundos, multiplíquense


Libro de Génesis 1,20-31.2,1-4a.

Dios dijo: "Que las aguas se llenen de una multitud de seres vivientes y que vuelen pájaros sobre la tierra, por el firmamento del cielo".
Dios creó los grandes monstruos marinos, las diversas clases de seres vivientes que llenan las aguas deslizándose en ellas y todas las especies de animales con alas. Y Dios vio que esto era bueno.
Entonces los bendijo, diciendo: "Sean fecundos y multiplíquense; llenen las aguas de los mares y que las aves se multipliquen sobre la tierra".
Así hubo una tarde y una mañana: este fue el quinto día.
Dios dijo: "Que la tierra produzca toda clase de seres vivientes: ganado, reptiles y animales salvajes de toda especie". Y así sucedió.
Dios hizo las diversas clases de animales del campo, las diversas clases de ganado y todos los reptiles de la tierra, cualquiera sea su especie. Y Dios vio que esto era bueno.
Dios dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza; y que le estén sometidos los peces del mar y las aves del cielo, el ganado, las fieras de la tierra, y todos los animales que se arrastran por el suelo".
Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer.
Y los bendijo, diciéndoles: "Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los vivientes que se mueven sobre la tierra".
Y continuó diciendo: "Yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la tierra, y todos los árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de alimento.
Y a todas la fieras de la tierra, a todos los pájaros del cielo y a todos los vivientes que se arrastran por el suelo, les doy como alimento el pasto verde". Y así sucedió.
Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el sexto día.
Así fueron terminados el cielo y la tierra, y todos los seres que hay en ellos.
El séptimo día, Dios concluyó la obra que había hecho, y cesó de hacer la obra que había emprendido.
Dios bendijo el séptimo día y lo consagró, porque en él cesó de hacer la obra que había creado.
Este fue el origen del cielo y de la tierra cuando fueron creados. Cuando el Señor Dios hizo la tierra y el cielo,

Salmo 8,4-5.6-7.8-9.

Al ver el cielo, obra de tus manos,
la luna y las estrellas que has creado:
¿Qué es el hombre para que pienses en él,
el ser humano para que lo cuides?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y esplendor;
le diste dominio sobre la obra de tus manos.
Todo lo pusiste bajo sus pies.

Todos los rebaños y ganados,
y hasta los animales salvajes;
las aves del cielo, los peces del mar
y cuanto surca los senderos de las aguas.



Evangelio según San Marcos 7,1-13.

Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús,
y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.
Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados;
y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.
Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?".
El les respondió: "¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos.
Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres".
Y les decía: "Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios.
Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y además: El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte.
En cambio, ustedes afirman: 'Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro corbán -es decir, ofrenda sagrada- todo aquello con lo que podría ayudarte...'
En ese caso, le permiten no hacer más nada por su padre o por su madre.
Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como estas, hacen muchas otras cosas!".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. 



Leer el comentario del Evangelio por : 

Santo Tomás de Aquino (1225-1274), dominico, teólogo, doctor de la Iglesia 
Oración diaria ante el crucifijo 

«Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí»

Que no desee nada que esté fuera de ti... Dame a menudo llevar mi corazón hacia ti y, cuando falto, medir mi falta con dolor, con un firme propósito de corregirme. Dame, Señor Dios, un corazón vigilante que ningún pensamiento de curiosidad me arrastre lejos de ti; un corazón noble que ningún afecto indigno lo rebaje; un corazón recto que ninguna intención equivoca desvíe; un corazón firme que ninguna adversidad rompa; un corazón libre que ninguna pasión violenta lo domine.

Concédeme, Señor, Dios mío, una inteligencia que te conozca, una atención que te busque, una sabiduría que te encuentre, una vida que te complazca, una perseverancia que te espere con confianza y una confianza que al fin te posea. Concédeme, a través de la penitencia, estar afligido por lo que tú has soportado, hacer servir, en el camino, los bienes que me has concedido por gracia, gozar de tus gozos sobre todo en la patria por la gloria. A ti que, siendo Dios, vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

Santo Tobías

Santo Tobias
FLORES
PARA
SANTO
TOBIAS 


lunes, 6 de febrero de 2017

Y así sucedió

 Libro de Génesis 1,1-19.  Al principio Dios creó el cielo y la tierra.  La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas.  Entonces Dios dijo: "Que exista la luz". Y la luz existió.  Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas;  y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el primer día.  Dios dijo: "Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una separación entre ellas". Y así sucedió.  Dios hizo el firmamento, y este separó las aguas que están debajo de él, de las que están encima de él;  y Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el segundo día.  Dios dijo: "Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme". Y así sucedió.  Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto era bueno.  Entonces dijo: "Que la tierra produzca vegetales, hierbas que den semilla y árboles frutales, que den sobre la tierra frutos de su misma especie con su semilla adentro". Y así sucedió.  La tierra hizo brotar vegetales, hierba que da semilla según su especie y árboles que dan fruto de su misma especie con su semilla adentro. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el tercer día.  Dios dijo: "Que haya astros en el firmamento del cielo para distinguir el día de la noche; que ellos señalen las fiestas, los días y los años,  y que estén como lámparas en el firmamento del cielo para iluminar la tierra". Y así sucedió.  Dios hizo los dos grandes astros - el astro mayor para presidir el día y el menor para presidir la noche - y también hizo las estrellas.  Y los puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra,  para presidir el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el cuarto día.   Salmo 104(103),1-2a.5-6.10.12.24.35c.   Bendice al Señor, alma mía:  ¡Señor, Dios mío, qué grande eres!  Estás vestido de esplendor y majestad y te envuelves con un manto de luz.  Afirmaste la tierra sobre sus cimientos:  ¡no se moverá jamás! El océano la cubría como un manto,  las aguas tapaban las montañas;  Haces brotar fuentes en los valles,  y corren sus aguas por las quebradas. Las aves del cielo habitan junto a ellas  y hacen oír su canto entre las ramas.  ¡Qué variadas son tus obras, Señor!  ¡Todo lo hiciste con sabiduría,  la tierra está llena de tus criaturas! ¡Bendice al Señor, alma mía!   Evangelio según San Marcos 6,53-56.  Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.  Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús,  y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.  En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.      Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.     Leer el comentario del Evangelio por : San Agustín  «Los que tocaban el borde de su manto, se ponían sanos»

 Libro de Génesis 1,1-19.  Al principio Dios creó el cielo y la tierra.  La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas.  Entonces Dios dijo: "Que exista la luz". Y la luz existió.  Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas;  y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el primer día.  Dios dijo: "Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una separación entre ellas". Y así sucedió.  Dios hizo el firmamento, y este separó las aguas que están debajo de él, de las que están encima de él;  y Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el segundo día.  Dios dijo: "Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme". Y así sucedió.  Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto era bueno.  Entonces dijo: "Que la tierra produzca vegetales, hierbas que den semilla y árboles frutales, que den sobre la tierra frutos de su misma especie con su semilla adentro". Y así sucedió.  La tierra hizo brotar vegetales, hierba que da semilla según su especie y árboles que dan fruto de su misma especie con su semilla adentro. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el tercer día.  Dios dijo: "Que haya astros en el firmamento del cielo para distinguir el día de la noche; que ellos señalen las fiestas, los días y los años,  y que estén como lámparas en el firmamento del cielo para iluminar la tierra". Y así sucedió.  Dios hizo los dos grandes astros - el astro mayor para presidir el día y el menor para presidir la noche - y también hizo las estrellas.  Y los puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra,  para presidir el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el cuarto día.   Salmo 104(103),1-2a.5-6.10.12.24.35c.   Bendice al Señor, alma mía:  ¡Señor, Dios mío, qué grande eres!  Estás vestido de esplendor y majestad y te envuelves con un manto de luz.  Afirmaste la tierra sobre sus cimientos:  ¡no se moverá jamás! El océano la cubría como un manto,  las aguas tapaban las montañas;  Haces brotar fuentes en los valles,  y corren sus aguas por las quebradas. Las aves del cielo habitan junto a ellas  y hacen oír su canto entre las ramas.  ¡Qué variadas son tus obras, Señor!  ¡Todo lo hiciste con sabiduría,  la tierra está llena de tus criaturas! ¡Bendice al Señor, alma mía!   Evangelio según San Marcos 6,53-56.  Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.  Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús,  y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.  En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.      Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.     Leer el comentario del Evangelio por : San Agustín  «Los que tocaban el borde de su manto, se ponían sanos»

 Libro de Génesis 1,1-19.  Al principio Dios creó el cielo y la tierra.  La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas.  Entonces Dios dijo: "Que exista la luz". Y la luz existió.  Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas;  y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el primer día.  Dios dijo: "Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una separación entre ellas". Y así sucedió.  Dios hizo el firmamento, y este separó las aguas que están debajo de él, de las que están encima de él;  y Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el segundo día.  Dios dijo: "Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme". Y así sucedió.  Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto era bueno.  Entonces dijo: "Que la tierra produzca vegetales, hierbas que den semilla y árboles frutales, que den sobre la tierra frutos de su misma especie con su semilla adentro". Y así sucedió.  La tierra hizo brotar vegetales, hierba que da semilla según su especie y árboles que dan fruto de su misma especie con su semilla adentro. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el tercer día.  Dios dijo: "Que haya astros en el firmamento del cielo para distinguir el día de la noche; que ellos señalen las fiestas, los días y los años,  y que estén como lámparas en el firmamento del cielo para iluminar la tierra". Y así sucedió.  Dios hizo los dos grandes astros - el astro mayor para presidir el día y el menor para presidir la noche - y también hizo las estrellas.  Y los puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra,  para presidir el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el cuarto día.   Salmo 104(103),1-2a.5-6.10.12.24.35c.   Bendice al Señor, alma mía:  ¡Señor, Dios mío, qué grande eres!  Estás vestido de esplendor y majestad y te envuelves con un manto de luz.  Afirmaste la tierra sobre sus cimientos:  ¡no se moverá jamás! El océano la cubría como un manto,  las aguas tapaban las montañas;  Haces brotar fuentes en los valles,  y corren sus aguas por las quebradas. Las aves del cielo habitan junto a ellas  y hacen oír su canto entre las ramas.  ¡Qué variadas son tus obras, Señor!  ¡Todo lo hiciste con sabiduría,  la tierra está llena de tus criaturas! ¡Bendice al Señor, alma mía!   Evangelio según San Marcos 6,53-56.  Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.  Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús,  y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.  En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.      Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.     Leer el comentario del Evangelio por : San Agustín  «Los que tocaban el borde de su manto, se ponían sanos»

 Libro de Génesis 1,1-19.  Al principio Dios creó el cielo y la tierra.  La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas.  Entonces Dios dijo: "Que exista la luz". Y la luz existió.  Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas;  y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el primer día.  Dios dijo: "Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una separación entre ellas". Y así sucedió.  Dios hizo el firmamento, y este separó las aguas que están debajo de él, de las que están encima de él;  y Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el segundo día.  Dios dijo: "Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme". Y así sucedió.  Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto era bueno.  Entonces dijo: "Que la tierra produzca vegetales, hierbas que den semilla y árboles frutales, que den sobre la tierra frutos de su misma especie con su semilla adentro". Y así sucedió.  La tierra hizo brotar vegetales, hierba que da semilla según su especie y árboles que dan fruto de su misma especie con su semilla adentro. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el tercer día.  Dios dijo: "Que haya astros en el firmamento del cielo para distinguir el día de la noche; que ellos señalen las fiestas, los días y los años,  y que estén como lámparas en el firmamento del cielo para iluminar la tierra". Y así sucedió.  Dios hizo los dos grandes astros - el astro mayor para presidir el día y el menor para presidir la noche - y también hizo las estrellas.  Y los puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra,  para presidir el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el cuarto día.   Salmo 104(103),1-2a.5-6.10.12.24.35c.   Bendice al Señor, alma mía:  ¡Señor, Dios mío, qué grande eres!  Estás vestido de esplendor y majestad y te envuelves con un manto de luz.  Afirmaste la tierra sobre sus cimientos:  ¡no se moverá jamás! El océano la cubría como un manto,  las aguas tapaban las montañas;  Haces brotar fuentes en los valles,  y corren sus aguas por las quebradas. Las aves del cielo habitan junto a ellas  y hacen oír su canto entre las ramas.  ¡Qué variadas son tus obras, Señor!  ¡Todo lo hiciste con sabiduría,  la tierra está llena de tus criaturas! ¡Bendice al Señor, alma mía!   Evangelio según San Marcos 6,53-56.  Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.  Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús,  y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.  En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.      Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.     Leer el comentario del Evangelio por : San Agustín  «Los que tocaban el borde de su manto, se ponían sanos»

 Libro de Génesis 1,1-19.  Al principio Dios creó el cielo y la tierra.  La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas.  Entonces Dios dijo: "Que exista la luz". Y la luz existió.  Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas;  y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el primer día.  Dios dijo: "Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una separación entre ellas". Y así sucedió.  Dios hizo el firmamento, y este separó las aguas que están debajo de él, de las que están encima de él;  y Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el segundo día.  Dios dijo: "Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme". Y así sucedió.  Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto era bueno.  Entonces dijo: "Que la tierra produzca vegetales, hierbas que den semilla y árboles frutales, que den sobre la tierra frutos de su misma especie con su semilla adentro". Y así sucedió.  La tierra hizo brotar vegetales, hierba que da semilla según su especie y árboles que dan fruto de su misma especie con su semilla adentro. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el tercer día.  Dios dijo: "Que haya astros en el firmamento del cielo para distinguir el día de la noche; que ellos señalen las fiestas, los días y los años,  y que estén como lámparas en el firmamento del cielo para iluminar la tierra". Y así sucedió.  Dios hizo los dos grandes astros - el astro mayor para presidir el día y el menor para presidir la noche - y también hizo las estrellas.  Y los puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra,  para presidir el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el cuarto día.   Salmo 104(103),1-2a.5-6.10.12.24.35c.   Bendice al Señor, alma mía:  ¡Señor, Dios mío, qué grande eres!  Estás vestido de esplendor y majestad y te envuelves con un manto de luz.  Afirmaste la tierra sobre sus cimientos:  ¡no se moverá jamás! El océano la cubría como un manto,  las aguas tapaban las montañas;  Haces brotar fuentes en los valles,  y corren sus aguas por las quebradas. Las aves del cielo habitan junto a ellas  y hacen oír su canto entre las ramas.  ¡Qué variadas son tus obras, Señor!  ¡Todo lo hiciste con sabiduría,  la tierra está llena de tus criaturas! ¡Bendice al Señor, alma mía!   Evangelio según San Marcos 6,53-56.  Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.  Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús,  y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.  En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.      Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.     Leer el comentario del Evangelio por : San Agustín  «Los que tocaban el borde de su manto, se ponían sanos»

 Libro de Génesis 1,1-19.  Al principio Dios creó el cielo y la tierra.  La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas.  Entonces Dios dijo: "Que exista la luz". Y la luz existió.  Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas;  y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el primer día.  Dios dijo: "Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una separación entre ellas". Y así sucedió.  Dios hizo el firmamento, y este separó las aguas que están debajo de él, de las que están encima de él;  y Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el segundo día.  Dios dijo: "Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme". Y así sucedió.  Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto era bueno.  Entonces dijo: "Que la tierra produzca vegetales, hierbas que den semilla y árboles frutales, que den sobre la tierra frutos de su misma especie con su semilla adentro". Y así sucedió.  La tierra hizo brotar vegetales, hierba que da semilla según su especie y árboles que dan fruto de su misma especie con su semilla adentro. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el tercer día.  Dios dijo: "Que haya astros en el firmamento del cielo para distinguir el día de la noche; que ellos señalen las fiestas, los días y los años,  y que estén como lámparas en el firmamento del cielo para iluminar la tierra". Y así sucedió.  Dios hizo los dos grandes astros - el astro mayor para presidir el día y el menor para presidir la noche - y también hizo las estrellas.  Y los puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra,  para presidir el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el cuarto día.   Salmo 104(103),1-2a.5-6.10.12.24.35c.   Bendice al Señor, alma mía:  ¡Señor, Dios mío, qué grande eres!  Estás vestido de esplendor y majestad y te envuelves con un manto de luz.  Afirmaste la tierra sobre sus cimientos:  ¡no se moverá jamás! El océano la cubría como un manto,  las aguas tapaban las montañas;  Haces brotar fuentes en los valles,  y corren sus aguas por las quebradas. Las aves del cielo habitan junto a ellas  y hacen oír su canto entre las ramas.  ¡Qué variadas son tus obras, Señor!  ¡Todo lo hiciste con sabiduría,  la tierra está llena de tus criaturas! ¡Bendice al Señor, alma mía!   Evangelio según San Marcos 6,53-56.  Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.  Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús,  y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.  En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.      Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.     Leer el comentario del Evangelio por : San Agustín  «Los que tocaban el borde de su manto, se ponían sanos»

 Libro de Génesis 1,1-19.  Al principio Dios creó el cielo y la tierra.  La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas.  Entonces Dios dijo: "Que exista la luz". Y la luz existió.  Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas;  y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el primer día.  Dios dijo: "Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una separación entre ellas". Y así sucedió.  Dios hizo el firmamento, y este separó las aguas que están debajo de él, de las que están encima de él;  y Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el segundo día.  Dios dijo: "Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme". Y así sucedió.  Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto era bueno.  Entonces dijo: "Que la tierra produzca vegetales, hierbas que den semilla y árboles frutales, que den sobre la tierra frutos de su misma especie con su semilla adentro". Y así sucedió.  La tierra hizo brotar vegetales, hierba que da semilla según su especie y árboles que dan fruto de su misma especie con su semilla adentro. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el tercer día.  Dios dijo: "Que haya astros en el firmamento del cielo para distinguir el día de la noche; que ellos señalen las fiestas, los días y los años,  y que estén como lámparas en el firmamento del cielo para iluminar la tierra". Y así sucedió.  Dios hizo los dos grandes astros - el astro mayor para presidir el día y el menor para presidir la noche - y también hizo las estrellas.  Y los puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra,  para presidir el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el cuarto día.   Salmo 104(103),1-2a.5-6.10.12.24.35c.   Bendice al Señor, alma mía:  ¡Señor, Dios mío, qué grande eres!  Estás vestido de esplendor y majestad y te envuelves con un manto de luz.  Afirmaste la tierra sobre sus cimientos:  ¡no se moverá jamás! El océano la cubría como un manto,  las aguas tapaban las montañas;  Haces brotar fuentes en los valles,  y corren sus aguas por las quebradas. Las aves del cielo habitan junto a ellas  y hacen oír su canto entre las ramas.  ¡Qué variadas son tus obras, Señor!  ¡Todo lo hiciste con sabiduría,  la tierra está llena de tus criaturas! ¡Bendice al Señor, alma mía!   Evangelio según San Marcos 6,53-56.  Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.  Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús,  y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.  En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.      Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.     Leer el comentario del Evangelio por : San Agustín  «Los que tocaban el borde de su manto, se ponían sanos»


 Libro de Génesis 1,1-19.  Al principio Dios creó el cielo y la tierra.  La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas.  Entonces Dios dijo: "Que exista la luz". Y la luz existió.  Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas;  y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el primer día.  Dios dijo: "Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una separación entre ellas". Y así sucedió.  Dios hizo el firmamento, y este separó las aguas que están debajo de él, de las que están encima de él;  y Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el segundo día.  Dios dijo: "Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme". Y así sucedió.  Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto era bueno.  Entonces dijo: "Que la tierra produzca vegetales, hierbas que den semilla y árboles frutales, que den sobre la tierra frutos de su misma especie con su semilla adentro". Y así sucedió.  La tierra hizo brotar vegetales, hierba que da semilla según su especie y árboles que dan fruto de su misma especie con su semilla adentro. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el tercer día.  Dios dijo: "Que haya astros en el firmamento del cielo para distinguir el día de la noche; que ellos señalen las fiestas, los días y los años,  y que estén como lámparas en el firmamento del cielo para iluminar la tierra". Y así sucedió.  Dios hizo los dos grandes astros - el astro mayor para presidir el día y el menor para presidir la noche - y también hizo las estrellas.  Y los puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra,  para presidir el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que esto era bueno.  Así hubo una tarde y una mañana: este fue el cuarto día.   Salmo 104(103),1-2a.5-6.10.12.24.35c.   Bendice al Señor, alma mía:  ¡Señor, Dios mío, qué grande eres!  Estás vestido de esplendor y majestad y te envuelves con un manto de luz.  Afirmaste la tierra sobre sus cimientos:  ¡no se moverá jamás! El océano la cubría como un manto,  las aguas tapaban las montañas;  Haces brotar fuentes en los valles,  y corren sus aguas por las quebradas. Las aves del cielo habitan junto a ellas  y hacen oír su canto entre las ramas.  ¡Qué variadas son tus obras, Señor!  ¡Todo lo hiciste con sabiduría,  la tierra está llena de tus criaturas! ¡Bendice al Señor, alma mía!   Evangelio según San Marcos 6,53-56.  Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.  Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús,  y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.  En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.      Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.     Leer el comentario del Evangelio por : San Agustín  «Los que tocaban el borde de su manto, se ponían sanos»
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Libro de Génesis 1,1-19. 
Al principio Dios creó el cielo y la tierra.
La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo, y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas.
Entonces Dios dijo: "Que exista la luz". Y la luz existió.
Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas;
y llamó Día a la luz y Noche a las tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el primer día.
Dios dijo: "Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una separación entre ellas". Y así sucedió.
Dios hizo el firmamento, y este separó las aguas que están debajo de él, de las que están encima de él;
y Dios llamó Cielo al firmamento. Así hubo una tarde y una mañana: este fue el segundo día.
Dios dijo: "Que se reúnan en un solo lugar las aguas que están bajo el cielo, y que aparezca el suelo firme". Y así sucedió.
Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto era bueno.
Entonces dijo: "Que la tierra produzca vegetales, hierbas que den semilla y árboles frutales, que den sobre la tierra frutos de su misma especie con su semilla adentro". Y así sucedió.
La tierra hizo brotar vegetales, hierba que da semilla según su especie y árboles que dan fruto de su misma especie con su semilla adentro. Y Dios vio que esto era bueno.
Así hubo una tarde y una mañana: este fue el tercer día.
Dios dijo: "Que haya astros en el firmamento del cielo para distinguir el día de la noche; que ellos señalen las fiestas, los días y los años,
y que estén como lámparas en el firmamento del cielo para iluminar la tierra". Y así sucedió.
Dios hizo los dos grandes astros - el astro mayor para presidir el día y el menor para presidir la noche - y también hizo las estrellas.
Y los puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra,
para presidir el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que esto era bueno.
Así hubo una tarde y una mañana: este fue el cuarto día.

Salmo 104(103),1-2a.5-6.10.12.24.35c. 

Bendice al Señor, alma mía:
¡Señor, Dios mío, qué grande eres!
Estás vestido de esplendor y majestad
y te envuelves con un manto de luz.

Afirmaste la tierra sobre sus cimientos:
¡no se moverá jamás!
El océano la cubría como un manto,
las aguas tapaban las montañas;

Haces brotar fuentes en los valles,
y corren sus aguas por las quebradas.
Las aves del cielo habitan junto a ellas
y hacen oír su canto entre las ramas.

¡Qué variadas son tus obras, Señor!
¡Todo lo hiciste con sabiduría,
la tierra está llena de tus criaturas!
¡Bendice al Señor, alma mía!


Evangelio según San Marcos 6,53-56. 
Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.
Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús,
y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.
En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Leer el comentario del Evangelio por : San Agustín 
«Los que tocaban el borde de su manto, se ponían sanos»



Madre de Dios y Madre Nuestra: 06 de febrero: Nuestra Señora de Louvain

FLORES
NUESTRA
SEÑORA
DE 
LOUVAIN

Madre de Dios y Madre Nuestra: 06 de febrero: Nuestra Señora de Louvain: Esta Virgen ha sido venerada en Bélgica desde el año 1444, año en que se conocieron milagros. En el año 896 de nuestra era, se fundó la ...



viernes, 3 de febrero de 2017

Su fama se había extendido por todas partes


Carta a los Hebreos 13,1-8. 
Perseveren en el amor fraternal.
No se olviden de practicar la hospitalidad, ya que gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a los ángeles.
Acuérdense de los que están presos, como si ustedes lo estuvieran con ellos, y de los que son maltratados, como si ustedes estuvieran en su mismo cuerpo.
Respeten el matrimonio y no deshonren el lecho conyugal, porque Dios condenará a los lujuriosos y a los adúlteros.
No se dejen llevar de la avaricia, y conténtense con lo que tienen, porque el mismo Dios ha dicho: No te dejaré ni te abandonaré.
De manera que podemos decir con plena confianza: El Señor es mi protector: no temeré. ¿Qué podrán hacerme los hombres?
Acuérdense de quienes los dirigían, porque ellos les anunciaron la Palabra de Dios: consideren cómo terminó su vida e imiten su fe.
Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y lo será para siempre.

Salmo 27(26),1.3.5.8b-9abc. 
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré?

Aunque acampe contra mí un ejército,
mi corazón no temerá;
aunque estalle una guerra contra mí,
no perderé la confianza.

Sí, él me cobijará en su Tienda de campaña
en el momento del peligro;
me ocultará al amparo de su Carpa
y me afirmará sobre una roca.

“Busquen mi rostro”
no lo apartes de mí.
No alejes con ira a tu servidor,
tú, que eres mi ayuda.


Evangelio según San Marcos 6,14-29. 
El rey Herodes oyó hablar de Jesús, porque su fama se había extendido por todas partes. Algunos decían: "Juan el Bautista ha resucitado, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos:
Otros afirmaban: "Es Elías". Y otros: "Es un profeta como los antiguos".
Pero Herodes, al oír todo esto, decía: "Este hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar y que ha resucitado".
Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado.
Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano".
Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía,
porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.
Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea.
La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré".
Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".
Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta.
La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista".
El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla.
En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan.
El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre.
Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por : San Beda el Venerable 
Juan Bautista, mártir de la verdad

jueves, 2 de febrero de 2017

Fiesta de la Presentación del Señor - Nuestra Señora de la Candelaria

Fiesta de la Presentación del Señor


Nuestra Señora 
de la
Candelaria



Nuestra
Señora
la Candelaria
el Hatillo



Fiesta de la Presentación del Señor - Nuestra Señora de la Candelaria..es honor estar contigo virgen la candelaria..Milagros Fernandez 04123605721/ Asesoria inmobiliaria

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Fiesta de la Presentación del Señor
 - Nuestra Señora de la Candelaria..
es honor estar contigo
virgen la candelaria..
Milagros Fernandez
04123605721/
Asesoria inmobiliaria 
Fuente:


Santa Catalina de Ricci, virgen

FLORES
SANTA CATALINA
DE RICCI



Santa Catalina de Ricci, virgen


Oremos

Señor Dios todopoderoso, que nos has revelado que el amor de Dios y al prójimo es el compendio de toda tu ley, haz que, imitando la caridad de Santa Catalina de Ricci, seamos contados un día entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

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